En el centro de la ciudad de Milán (Italia), se encuentra el museo Museo Poldi Pezzoli. Tiene su origen en el afán coleccionista de un acomodado personaje aristócrata de Milán llamado Gian Giacomo Poldi Pezzoli, que desde joven estuvo interesado en el arte y tuvo la disposición de engrandecer más aún la colección propia de la familia, llegando a contribuir valiosamente con la cultura y el arte.
El museo cuenta con una gran colección privada que fue legada por Poldi-Pezzoli después de su muerte en 1879. Numerosas obras de arte cuelgan de las paredes de la Sala Dorada, desde la que tenemos unas preciosas vistas del jardín. Decora las habitaciones con obras de diversos estilos, desde el trecento hasta el barroco; Además de cuadros se encuentran objetos de arte provenientes de toda Europa, como armería, cerámica, orfebrería y otras artes aplicadas.
El Retrato de una Dama de Antonio Pollaiolo ha llegado a convertirse en uno de los símbolos del arte en Milán, mostrando el perfil de una mujer muy elegante. Entre otros cuadros famosos encontraremos el de la Virgen con el Niño de Andrea Mantegna, un Ecce Homo de Bellini, y obras de Piero della Francesca y Sandro Boticelli.
Cuando Gian Giacomo Poldi Pezzoli murió en 1879, a la edad de 57 años, habiendo legado en el testamento la casa y las obras de arte en ella contenidas a la Academia de Brera. La administración y la dirección se confiaron a Giuseppe Bertini, pintor, coleccionista y viejo amigo, y Director de la Academia de Brera; Este inauguró el nuevo museo oficialmente en el año 1881.
Ya en el momento de proyectarse el apartamento privado de Gian Giacomo, las salas se pensaron para inspirarse cada una en un estilo diferente y para alojar obras de arte del mismo periodo; Esta disposición era tan inusual para la época que se convirtió en punto de referencia para las mayores colecciones privadas que se formaban o ampliaban en aquella época. Este museo también ha servido de inspiración a varias casas museo como la de la estadounidense Isabella Stewart Gardner en Boston o de los franceses Nelly Jacquemart e Edouard André.
El museo sufrió daños irreparables durante la Segunda Guerra Mundial; ciertas obras se preservaron porque fueron puestas a salvo antes de los bombardeos, pero otros artículos se perdieron para siempre. La posterior restauración buscó reponer en la mayor medida posible aquel antiguo esplendor. Este gran museo de dos pisos se reabrió en 1951, recibiendo numerosas donaciones, representativas de artes diversas.
